miércoles, 24 de abril de 2019

Antisemitismo, catalanofobia y catetismo en Coripe

En Coripe, un pueblo de 1300 habitantes de la provincia de Sevilla, en el límite con Cádiz, han escenificado esta Semana Santa la matanza de Judas. Una fiesta considerada de interés turístico.
Cada año el pueblo elige un Judas, la encarnación del mal de ese año. Luego la guardia municipal lo fusila y lo queman en la plaza pública, delante de todo el mundo. El Judas elegido este año fue el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont.

Lo eligió la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del Colegio.

Fusilamiento y quema de Carles Puigdemont en Coripe. 2019


En Semana Santa, matar judíos es una herencia de las venganzas de los cristianos contra los judíos, a quienes culpaban por la muerte de Cristo.
Esto no sólo pasa en Coripe. En León, especialmente en el Bierzo, “Vamos a matar judíos” es beber limonada de vino. Parece ser que, en esa comarca, los judíos regalaban vino a los cristianos para evitar las matanzas de Semana Santa.

Matar judíos en León en Semana Santa. Una limonada de vino


Hace décadas, en algunos lugares de Asturias y Cataluña, también salían "a matar judíos". Lo hacían con gran estruendo, haciendo ruido con carracas, palos y demás instrumentos.
En Alfaro, en la Rioja, también hacen la quema de Judas, como en Coripe. 
Esta ceremonia de la quema de Judas no sólo se hace en las Españas. El Congreso Mundial Judío ha condenado la quema de Judas en Pruchnik, en Polonia: “este repugnante resurgimiento del antisemitismo medieval que llevó a una violencia y sufrimiento inimaginables”.
La quema de Judas en Pruchnick, Polonia. 2019.

Lo que distingue a Coripe de unas fallas de Valencia es el odio. 

Inconscientemente lo ha dejado bien claro su alcalde socialista en sus declaraciones por intentar arreglar la repercusión mediática que ha tenido: “lo que se mata es el mal. Todo tipo de personajes: políticos, banqueros, árabes”. 

Vaya. También los "árabes" son la encarnación del mal, para el alcalde de Coripe.

En Coripe, al antisemitismo le han añadido este año la catalanofobia. 

Los guardias municipales hicieron 87 disparos y quemaron un muñeco con la efigie de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Cataluña. 

Con niños delante, enseñándoles que los problemas se arreglan a tiros.
Ha habido más violencia, más armas de fuego, más disparos y más odio en Coripe, que en cualquier movilización de Cataluña. Esas movilizaciones pacíficas por las que les piden 30 años de cárcel a sus representantes democráticamente elegidos.

La elección del personaje también tiene bemoles. La ha hecho la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). 

Anteayer mismo, en Canal Sur, un niño de cuatro años, vestido de legionario, cantó "Soy el novio de la muerte".
Este vídeo no es de la escuela de Coripe, pero visto lo visto, podría serlo. Hay muchos vídeos semejantes que corren por Internet.


Pero resulta que quienes adoctrinan a los niños son las escuelas catalanas.

Todas las prácticas racistas, antisemitas, xenófobas y catetas de la Ejpaña negra deben ser erradicadas.
Mi solidaridad con todos los andaluces antifascistas que tienen que convivir con semejantes energúmenos.
Ni guerras entre pueblos, ni paz entre clases sociales. Solidaridad Internacionalista con los oprimidos de todos los pueblos de España y del mundo.



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