“Mi abuela quiso que yo
tuviera una educación; por eso no me llevó a la escuela” (Margaret Mead).
“Hay quien dice que
nuestra crítica a la escuela, a esa institución burguesa especializada en la
educastración de los individuos, no llega al fondo de la realidad. Nosotros
creemos, por el contrario, que la realidad del fondo es todavía mucho más
profunda”.
Actualmente las escuelas, y toda la
enseñanza burocrática, siguen cumpliendo una triple función: 1) controlar y
habituar a obedecer; 2) adoctrinar en los valores establecidos por quienes tienen el
poder; 3) seleccionar socialmente en los futuros trabajos a desempeñar.
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