lunes, 9 de abril de 2018

Los Borbones son unos ladrones


La estrategia es sencilla: si una quincena de raperos puede ir a prisión por sus canciones, cuantos más raperos canten esas letras, más raperos seguirán su camino y más faena tendrá la Audiencia Nacional, que se verá desbordada por su obsesión de encarcelar a personas por expresar sus ideas en canciones.


 MULTITUDINARIO VIDEOCLIP POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN 
Así fue como, en una fulminante convocatoria,  la antigua cárcel Modelo de Barcelona se convirtió el 25 de marzo en el plató ideal para rodar el vídeo del tema ‘Los borbones son unos ladrones’.
La iniciativa surgió del rapero Pau Llonch, del grupo At Versaris, que, ante la condena de Valtonic, propuso “que pillemos la letra y la rapeemos al unísono o en fragmentos entre muchas artistas, escritores, Mcs, etc.”. “¿Qué decís, gente? Vamos a ir a la puta cárcel de una vez ya todos”.
"Libertad de expresión, tomando posiciones.
Que retumben las prisiones. Los borbones son unos ladrones 


En el vídeo aparecen artistas, Djs, crews de breakdance, graffiteros, un soundsystem (Rebelmadiaq) y bandas invitadas de la escena catalana: Txarango, Gossos, KOP, Pirat’s Sound Sistema, Smoking Souls, El Niño de la Hipoteca, Companyia Elèctrica Dharma, Rapapunkas, Raska, Subversa, Bonobos, Siroll y Fetitxe 13.
Prestan su voz a la causa, y en defensa de sus colegas, artistas como Elphomega, Rapsusklei, Los Chikos del Maíz, Sara Hebe, Machete en Boca, Frank T, Homes i Dones Llúdriga, La Raíz, Tribade, Noult, ZOO… y hasta el propio César Strawberry, de Def con Dos, condenado a un año de cárcel por tuits en los que ironizaba sobre ETA o el asesinato de Carrero Blanco. Strawberry aparece en una de las escenas del videoclip amordazado  y gesticulando tras unas rejas.

Strawberry amordazado tras las rejas de la antigua cárcel Modelo de Barcelona
La intervención artística es apoyada también por las cooperativas del sector musical barcelonés Que Soni, Versemblant, Propaganda pel Fet!, y el festival Say It Loud, y ha sido impulsada en el marco de la Semana por la Libertad de Expresión, que arranca este lunes en Barcelona a propuesta de la plataforma de activistas culturales #NoCallarem.

 RAPEAR NO ES DELITO 
“En las cárceles los débiles, los más pobres, ¿es o no? Y en Ginebra los patriotas escondiendo el montón”: así arranca Los Borbones son unos ladrones. El título es un guiño a una de las letras de Valtonyc, condenado a tres años y medio de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona. No es el único: a finales de diciembre de 2017, los doce raperos de La Insurgencia fueron condenados por enaltecimiento del terrorismo a dos años y un día de prisión; mientras que en marzo de este año, la Audiencia Nacional condenaba otra vez- a Pablo Hasel a dos años de cárcel por enaltecer a ETA y los Grapo.
Y, agrupados al fondo de la cuarta galería, todos gritaron: “Libertad de expresión / Tomando posiciones / Que retumben las prisiones / Los borbones son unos ladrones”. Y luego, en catalán: “Llibertat d’expressió / Prenem posicions / Que ressonin les presons / Ni jutges ni fiscals ni borbons”.
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“El bofetón de sopetón de este que vive en Torrejón ha puesto roja la fachada y la corona del Borbón. Avegüéncense por dar cabida en leyes a la falsedad y fulminar con el castigo del encierro a la verdad”, canta Frank T. Sostienen que desobedecen “porque creen que el cambio es posible” y piden “resistir como resiste un niño en las calles de Siria”. “Hacen falta scratches, faltan pintadas, falta gente que no se agache por nada. Hacen falta ganas para saltar los baches, no sueño con Versace, sino con barricadas”, entonan.
La banda de rap feminista IRA subraya que “el Estado legitima al heredero de Franco, en tu techo y en el juego siempre gana el banco, un apoyo proletario de los barrios de Madrid, nietas de guerrilleras en la Guerra Civil”, y los Chikos del Maíz alegan que “a la cárcel van los pobres, no la Infanta Cristina, pero medio país le desea guillotina”. “El Rey no sabe ni hablar, ¿por qué no te callas? Pero a mí no me cierra la boca semejante canalla”, cierra Toni el Sucio.
“Se ríen de su impunidad en un chalet en Suiza, imagínalo borracho diciendo ‘que el pueblo me elija’. Con la pija de su amante, recuerda cazas de elefantes, mientras aumenta el hambre y no hay justicia que lo cace”, sigue la letra. Y remata con un guiño a Gabriel Celaya: “Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan quejarnos de la opresión, por frases de arma simbólica (…) La sangre que corre es roja, es mentira la realez”. La cultura hip-hop tomó todos los rincones de la cárcel barcelonesa. En el patio de entrada, una mesa con bebida, quesos y una pata de jamón servían de tentempié para raperos y cámaras repartidos por pasillos, celdas y locutorios. Los bailarines de ‘breaking’ y ‘popping’ hacían sus piruetas sobre el polvoriento suelo de las galerías. Los grafiteros, subidos a andamios, pintaban los muros del patio. Nadie estaba desocupado. Y si lo estaba, pronto encontraba tarea. Elphomega salió a la calle a por más cerveza. Había 60 gargantas que aclarar.
En cuanto a la monarquía y al rey, recuerdan que “contar quién es y qué hace es delito, mira el caso de Valtonyc, a los hechos me remito; los pobres hablan y a prisión, se ríen los ricos… libertad de expresión, díselo a gritos”.





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